Publicado en www.gkillcity.com
Abril, 2012
"El simple aleteo de una mariposa puede cambiar el mundo". –Proverbio chino
El Día del Libro es uno de los peores Días, me refiero a que no es un día tan celebrado como por ejemplo el Día de la Madre, o tan dulce como el Día de los Enamorados. Quizás se deba a que todos tenemos una madre, o a que todos en algún momento hemos estado enamorados, pero sin duda no todos le guardamos afecto a los libros.
Además, el 23 de abril es un día que enluta a la literatura universal porque mueren Cervantes, Shakespeare y el Inca Garcilaso de la Vega. Entonces, ¿por qué algunas personas celebramos este día en lugar de llorar (como lo haría cualquier latino que se precie de serlo)? ¿por qué celebramos a los libros, como si el mundo fuera un mejor lugar gracias a ellos (verbigracia, al mundo sí lo hace mejor las madres y los que se enamoraron de ellas)? ¿por qué detenernos hoy a reflexionar si debemos hacer de la literatura parte de un sano hábito en nuestra dieta diaria (porque no sólo de pan vive el hombre)?
Voy a dejar por un momento de lado estas inquietudes para confesar que siempre he tenido una morbosa curiosidad con el escenario que propone Ray Bradbury en Fahrenheit 451, ése en el que los bomberos en lugar de apagar incendios queman libros. ¿Qué tal si hoy 23 de abril me pongo a quemar libros, o a borrarlos, o a desaparecerlos? No sería la primera persona que lo hace. Ya pasó en Bebelplatz en el régimen de Hitler, cuando se pensaba que algunos textos tenían contenidos que no debían ser leídos, o en Chile durante la dictadura de Pinochet.
¿Qué tal si hubiese tenido en esa época, el poder de encarcelar a Miguel de Cervantes o a William Shakespeare por sus creencias o sus textos, como hicieron con Liu Xiaobo en China, o como han hecho con un centenar de escritores turcos? ¿Qué tal si por meter presos a estos dos autores, Don Quijote de la Mancha o Hamlet no llegaban a ver la luz de la imprenta?
Bueno, Cervantes no estuvo una, sino varias veces en la cárcel y aún así tenemos al Quijote en nuestro imaginario literario, pero todas estas preguntas me hicieron pensar en el efecto mariposa, y sobre cómo sería el mundo sin éste visionario seco de carnes y enjuto de rostro, y sin poder cuestionarnos si ser o no ser, es o no es la cuestión. Lo cierto es que yo soy una mujer saturada de preguntas pero carente de respuestas, así que les planteé esta inquietud a personajes vinculados a las letras, que resultan más sabios e interesantes que uno.
“Para empezar, veamos el lado positivo. Sin el Quijote de Cervantes no tendríamos el Quijote de Montalvo, lo que convertiría a nuestro mundo en un mejor lugar para vivir. Sin el Hamlet de Shakespeare no tendríamos el Hamlet de Zeffirelli, con lo cual nos ahorraríamos la vergüenza ajena de ver a Mel Gibson intentando parecer un ser humano decente lleno de vida interior. Por el lado negativo: imaginar un mundo sin el Quijote y sin Hamlet es tan extraño como imaginar un mundo sin espejos ni encrucijadas; sin Borges ni The Matrix; sin Sebald y Auster; sin Batman ni Rorschach; sin la intuición de que la bondad humana también está hecha de miedos y de horrores. Sería como seguir creyendo que la tierra es esférica y descubrir de golpe que los planos somos nosotros”.
- Gustavo Faverón, escritor, crítico literario y catedrático universitario peruano. (@gfaveron)
1) Se habría perdido el símbolo más completo de la búsqueda de un mundo mejor: de aquel que lucha por ideales, por justicia, por los desvalidos.
2) No veríamos claro que cierta locura coincide con bondad, fidelidad a las ideas y amor por la lectura, que el mundo de la imaginación es tan válido como el de la realidad.
3) Careceríamos de un exquisito modelo del uso de la lengua española que pese a ser antiguo para nuestros días, tiene una flexibilidad inmortal.
- Cecilia Ansaldo, ensayista, crítica literaria, antóloga y catedrática universitaria ecuatoriana. (@ceciliaansaldo)
Probablemente si no hubiera existido Cervantes, la literatura española habría sido aún más seria, más solemne, más rígida, más sentenciosa, más segura de sí misma y por lo tanto mucho más aburrida. El Siglo de Oro habría tenido mucho más de oro y mucho menos de humano. El Quijotellegó para burlarse de todo lo serio y lo solemne, incluida la masculinidad, la guerra, el poder (e incluida la voz que narra, por supuesto).
Shakespeare es en cambio una aparición sobrenatural que excede el tamaño y la linealidad de cualquier tradición literaria. Las mejores comedias, las mejores tragedias, los mejores diálogos, las descripciones más sutiles, la mayor profundidad psicológica, las mejores intrigas, un entendimiento de la naturaleza humana que siempre parece sobrehumano. Todo parece estar en la inmensa obra de ese escritor, cuya grandeza sin duda hizo más grandes a sus contemporáneos y abrió nuevas posibilidades narrativas para todos los que quisimos escribir después.
Los habríamos extrañado mucho, a Cervantes y a Shakespeare, si no hubieran existido. Tendríamos muchas menos herramientas para transcribir el mundo que vemos. Por eso debemos agradecerles cada día el haber escrito lo que escribieron.
-Antonio Úngar, escritor y arquitecto colombiano.
"Sí que podría haber un mundo sin estos libros y autores en concreto. Pero bastaría asomarnos a verlo para no querer estar allí: sería un mundo idílico, perfecto, sin problemas, sin matices, sin afinidades con nuestras pasiones y problemas. En ese mundo perfecto no caben el Quijote, ni Hamlet. En el nuestro sí, y hacen que podamos atravesarlo con alguien que ya lo cruzó antes. Personalmente, preferiría ir de camino con Don Quijote que con Hamlet."
- Leonardo Valencia, escritor ecuatoriano.
Sin el "Quijote" no habría existido "Madame Bovary" y sin "Madame Bovary" no habría existido "Ana Karenina" y sin "Ana Karenina" yo no me habría enamorado.
Sin "Hamlet" no habría existido la obra de Edgar Allan Poe, sin Edgar Allan Poe no habría existido Chesterton, sin Chesterton no habría existido Borges y sin Borges yo no habría leído.
O sea que sin "Hamlet" y "El Quijote" yo estaría solo y encima aburrido.
Fernando Iwasaki, escritor, historiador, crítico literario y sobresaliente amigo.
Con los ojos del Quijote añado a la lista de Fernando que sin Poe, Aurora Bernárdez y Julio Cortázar probablemente no habrían tenido con qué comer en París y quizás, Rayuela no se hubiera escrito, y quizás sin Rayuela, yo no sería hoy: Glenda, Maga, cronopia y mariposa.
Creo que no preciso responder las preguntas existenciales que me planteaba al inicio del texto, porque me anteceden suficientes argumentos para ilustrar por qué gente como Fernando, Antonio, Cecilia, Gustavo; Leonardo y yo celebramos a los libros. Y por cierto, no hace falta echarles diesel para desaparecerlos el 23 de abril: basta con no leerlos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario